Detente... Tú Puedes Cambiar las Circunstancias
“No somos víctimas de las circunstancias, nosotros creamos nuestras propias circunstancias..."
Desde
luego, existen acontecimientos fruto de la casualidad fuera de nuestro
control, como un terremoto, una tormenta, un accidente en el cual no
fuimos protagonistas: otro manejaba, una piedra nos cayó, un rayo, etc.,
pero en la mayoría de las ocasiones no es la casualidad sino la causalidad;
nosotros mismos producimos que nos despidieran del trabajo, que nuestra
pareja nos abandonara, que no exista la comunicación con nuestros hijos
entre muchas otras situaciones por las que atravesamos y que según
nosotros son inexplicables. Las crisis personales son extraordinarias oportunidades para crecer y esto es posible cuando reconocemos nuestro papel protagonista en
dichos sucesos, cuando tenemos la capacidad de absorber nuestros
propios errores, cuando esto sucede somos victoriosos de la crisis, la
adversidad se convierte en buenaventura, el fracaso en sabiduría, el
error en luz, estamos listos para seguir avanzando...
Es triste y al mismo tiempo
maravilloso comprender nuestras equivocaciones, maravilloso porque la
luz nos iluminó, triste por el tiempo que perdimos y nunca más volverá.Detenerse,
palabra maravillosa y necesaria para asimilar las lecciones que nos da
la vida, para ello es indispensable ser humilde, no para resignarnos a
las circunstancias que nosotros mismos hemos creado sino para aprender lo que aún nos falta por aprender.Cuanta
grandeza encierra el espíritu de aquel ser humano que se deja por la
vida enseñar. Caminando por la existencia mientras asimila en su alforja
la experiencia que día a día la vida le ofrece, parafraseando a un gran
escritor, tal vez por muy pocos conocido, el maestro Eric Fromm; "todos
podemos ser nuestros propios psiquiatras sanándonos diariamente,
gracias a la reflexión podemos extraer de cada momento la lección de
cómo ser mejores". Sin embargo,
en diversas ocasiones nos preguntamos sorprendidos por qué las cosas
sucedieron como sucedieron y buscamos de inmediato a un culpable o
responsable para poner a salvo nuestra irresponsabilidad.Por el contrario, la obstinación por
“tener la razón” nos ciega, nos lleva a cometer nuevamente el mismo
error, hay a quien por supuesto le sorprende la muerte y estaba
equivocado, se despide de este mundo renegando de que en vida nadie lo
pudo comprender, no es mas que soberbia por no asumir la responsabilidad
de los hechos de su vida
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